Si la cultura y la sociedad se encaminan hacia eso que se llama socialismo, se corre el riesgo de perder la personalidad y es lo que le debe estar doliendo a Jorge Lanata cuando dice que es liberal de izquierda.
Por Por Helio Fornari
Pero esta nota, Jorge, pasa por otro lado. Nombrarte sólo es una manera de atrapar al lector en el primer párrafo. Hasta acá llegamos. Seguiríamos, pero en un relevamiento hecho en Las Lomitas, nos dijeron que de una lista de gordos odiados, saldrías primero; y en otra de barbudos odiados, también.
Y no pasamos al rubro ”periodistas odiados” porque hoy en día no mucha gente debe saber lo que quiere decir periodista, especie cuya existencia está seriamente comprometida. Esto va por el lado del anonimato. De ese anonimato que sugiere libertad, autonomía, tal vez liberación.
El que tenía nuestra querida Milagros Oreja hasta hace dos semanas, cuando se convirtió en la cara de nuestro canal de tele- Por Helio Fornari nadalaunion.blogspot.com visión y ya no puede cruzar tranquila la Plaza Grigera.
(El problema, esto es de la Sarlo, es que el inconsciente tiene el hábito de revelarse por las tardes, y son las 18.22). Pero en realidad queríamos decir que la señora Jennifer Bobart Gould, alguna vez la esposa del actor Elliot Gould, estaba en una fiesta y no conocía a nadie. Solita y su alma en un rincón, sonriendo como una geisha japonesa y sorbiendo de una copa de champán. Groucho Marx, gentilhombre y anfitrión de casas propias y ajenas, se acercó a la mujer de su amigo y le ofreció presentarle gente.
Era una de esas fiestas de Beverly Hills y Groucho la condujo ante una parejita: ”Te presento a Mr. y Mrs. Smith”. Caminaron hasta la pareja siguiente: ”Te presento a Mr. y Mrs. Smith”.
Con la tercera: ”Quiero presentarte a Mr. y Mrs. Smith”. Su aconcagua marxista reducía a todos a la categoría de Smiths. ¿Te gustó, Jorge, no es cierto? Sin embargo, nos importa el anonimato de bajo fondo –con o sin Santaolalla-. El anonimato como caricia y demostración de amor.
El que no nos permita, por dios, ser liberales de izquierda como le gusta a Lanata. Si la cosa va hacia el cielo, hacia lo primero, hacia el hombre, hacia el individuo, entonces ganarían los Lanatas.
Por eso, desde estas líneas rogamos a todos los regristros civiles que sólo autoricen los nombres masculinos como Carlos, Pedro y Juan. Rusticidad y lugar común, algo que debería leerse como una asistencia mecánica por anticipado. Nada serio, Jorge, aprendimos de Bill Gates: internet y la coraza de la identidad.
Esa clase de anonimato duro que nos permita la posibilidad de perder el soporte físico. Y llegará el día en que te griten: ”Da la cara, cagón” y ese día vos podrás responder sin miedo: ”No tengo”.
Pero para eso falta. Primero es necesario pasar por la existencia pacífica del extra. ¿Alguna ves te diste la vuelta a ver un extra? ¿Conocés algún extra que haya firmado autógrafos?
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