miércoles, 30 de marzo de 2011

Sir Paul

Nada, era Paul, futuro sir Paul, el Paul que recibía en su casa. Si eras Mick Jagger y querías ver a Paul, tenías que ir a su casa.
Nada, que Paul podía regalarle una canción a Marianne Faithfull, novia de Mick, modelo y cantante. A ver, Marianita, ¿en qué te puedo ayudar? Correte un cachito Mick, que en ese baúl tengo 245 canciones de reserva.
Tomen asiento por favor… ¡Martha! –a su perra Martha– ¡¡Martha!!, dejale el Luis XV a los invitados… ¡Martha… cucha! Y Marianita se pasa una tarde con su novio Mick escuchando a Paul, futuro sir Paul, hasta que ella dice: Sorry Paul, ¿me encanta este tema que estamos escuchando? Yesterday.
Marianita tenía oído. Yesterday todavía inédito y grabado en dos canales. Quería grabar su primer disco solista con Yesterday.
¿Oyeron lo que le dijo Marianita? Quería que Paul le regalara Yesterday. Paul se mordisquea su labio inferior, enarca las cejas y, nada, todo eso del lenguaje del cuerpo que se describe en las entrevistas.
Supongamos que ella se lo dijo con él sentado en un sillón asillonado mientras fumaban y tomaban té. ¿Y? Nada, estamos creando suspenso con toda esa descripción que podría redundar proustianamente.
Ese pabellón descriptivo, harto retórico, el sorbo de té largo o corto, la luz anaranjando sus mejillas, algo de Mick, algo de Marianita, los nervios, algo de ella comiéndose las uñas por los nervios, las manos transpiradas, algo de todo lo que haga falta para generar el suspenso deseado hasta que Paul, nada, diga no. Eso. Simplemente ”No”.

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